miércoles, 28 de marzo de 2012

Camareros en Semana Santa, fotos que también forman parte de las procesiones

El trabajar siempre es una cosa dura y a veces trabajar en días y horas concretas y sobre todo en lugares determinados, es muy duro. Pienso en estos trabajadores que sin más remedio tienen que cumplir a rajatabla con las ordenes de sus jefes, los que les pagan; pero pienso en los dueños de estos negocios, los que pagan sueldos, gastos, impuestos, alquileres y toda una enorme ristra de gastos que poniéndolos todos juntos en una sola hoja, pueden provocar hasta infartos y seguro que enormes dolores de cabeza.

Dicho esto, los desfiles de nuestras procesiones pasan por determinadas calles, unas tienen unas características más especiales que otras, por el tipo de gente que se sienta en esas calles, por lo estrechas, por lo poco prácticas y dificultosas que son para muchas procesiones; lo entiendo casi todo, lo he pensado mil veces, la solución es muy mala...

Si no despachas consumiciones, tu jefe te "pega un buen palo", si lo haces, los que procesionan te hacen mil conjuros y maldiciones, te arriesgas a tirar a alguien tan indefenso como lo es un capirote, tan limitado en su percepción y en su visión, con lo que no quiero ni pensar en el escándalo que se montaría inmediatamente... de verdad que jamás trabajaría en un día como estos en un bar de estos, mi corazón resiste mal estas situaciones.

Pero después de defender a los profesionales que tienen que cubrir estos huecos indispensables y a sus jefes; tengo el convencimiento de que hay soluciones, las hay, yo las tengo, otras personas las tenemos para evitar toda esta tensión, para evitar estas situaciones e imágenes, pero la verdad es que nunca se han sentado a hablar con seriedad, con claridad y con profesionalidad, ni los procesionistas, ni los hosteleros, esa es la verdad absoluta, estoy seguro que las Cofradías nunca han planteado profesionalmente este tema, y solo con palabras en las que se mencionen "el orden, el respeto, la imagen o religiosidad" los de los bares ni comen ni pagan.

Nunca es tarde para hablar, negociar e incluso exigir unas mínimas normas, y desde luego siempre se puede cambiar el recorrido, pero antes, digo yo... habrá que hablar sin caretas ni máscaras, eso es para el carnaval.

Por cierto: todas estas fotos las tomé en tan solo unos  cinco minutos !todas!, era una locura; cualquier fotógrafo podemos tener varias decenas o cientos de estas o parecidas situaciones, desde luego que si no se arregla profesionalmente, es que no se quiere arreglar, soluciones hay, y varias. Pero no las diré aquí, nadie me ha pedido meterme en este charco y ya empiezo a cuidarme un poco.

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