lunes, 21 de marzo de 2011

Semana Santa de Cartagena, imágenes del Socorro

La palabra de Dios en los Evangelios:


“Jesús fue llevado al desierto por el Espíritu para ser tentado por el diablo.

Y después de ayunar cuarenta días con sus cuarenta noches, al fin sintió hambre.

El tentador se le acercó y le dijo:

Si eres hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan.

Pero él le contestó, diciendo:  

Está escrito: “No solo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”.

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“Llegó también Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro:

Vio las vendas en el suelo y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, no por el suelo con las vendas, sino enrollado en un sitio aparte.

Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro:

Vio y creyó.

Pues hasta entonces no habían entendido la Escritura:

que él había de resucitar de entre los muertos”

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«Jesús vio a un hombre ciego de nacimiento.

Y escupió en tierra, hizo barro con la saliva, se lo untó en los ojos al ciego y le dijo:

Ve a lavarte a la piscina de Siloé (que significa “Enviado”).

Él fue, se lavó y volvió con vista.

Y los vecinos y los que antes solían verlo pedir limosna preguntaban:

¿No es éste el que se sentaba a pedir?

Unos decían: El mismo.

Otros decían: No es él, pero se le parece.

Él respondía: Soy yo".

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“Jesús le dijo:

Tu hermano resucitará.

Marta respondió:

Sé que resucitará en la resurrección del último día.

Jesús le dice:

Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá; y el que está vivo y cree en mí, no morirá para siempre.

¿Crees esto?

Ella le contestó:

Sí, Señor: yo creo que tú eres el Mesías, el hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo».

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“Se transfiguró delante de ellos, y su rostro resplandecía como el sol, y sus vestidos se volvieron blancos como la luz.

Y se les aparecieron Moisés y Elías conversando con él.

Pedro, en tanto, tomó la palabra y dijo a Jesús:

Señor, ¡qué bien se está aquí!

Si quieres, haré tres tiendas... una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.

Todavía estaba hablando, cuando una nube luminosa los cubrió con su sombra y una voz desde la nube decía:

Este es mi Hijo, el amado, el predilecto, Escuchadlo”.

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