SUFRIENDO JESÚS MÍO
Y A FUERZA DE DOLOR
DISTES LA GLORIA ETERNA
AL POBRE PECADOR
CON ESA CRUZ TAN PESADA
MI JESÚS CAMINAR NO PUEDE
TUS PENETRANTES ESPINAS
NUBLAN TUS OJOS
MI BUEN JESÚS, MI BUEN JESÚS
CUANTO SUFRES POR MI AMOR
NO MEREZCO POR MI AMOR
NO MEREZCO DIOS CLEMENTE
TENGAS DE MI COMPASIÓN
SUFRIENDO JESÚS MIO
Y A FUERZA DE DOLOR
DISTES GLORIA ETERNA
AL POBRE PECADOR
MISERERE...
... Hoy necesito que
laves con el hisopo mi alma.
Blanca quede como
nieve al influjo de tu gracia.
Háblame dulces
palabras, que despidan mis tristezas,
que me absuelvan y
me alienten, que restituyan mis fuerzas.
Aparta tu faz
divina, no mires a mis pecados.
Sírvelos fuera del
alma, que me tienen contristado.
Un corazón puro y
casto crea dentro de mi pecho,
y en los unos de
mi alma, viva el espíritu recto.
Mírame con buenos
ojos, no me arrojes de tu lado;
No me prives de tu
gracia ni de tus dones sagrados.
Devuélveme la
alegría, y tu amistad siempre amable,
y fortaleza de
príncipe para servirte constante.
Por el escándalo
dado, y que tanto se ha perdido,
enseñaré tus
verdades, combatiré a los impíos.
Líbrame, Dios, de
las penas que mis pecados merecen,
y mi lengua a tu
justicia celebrará para siempre.
Ábreme, Señor, mis
labios porque mi lengua te alabe,
y te adore y te
venere como a Dios y como padre.
Mi dolor, mi
contrición, será a ti más aceptable,
que todos los
holocaustos y confusiones legales.
Sacrificio a Dios
muy grato en mi alma atribulada,
y un corazón ya
contrito nunca su amor la rechaza.
Mírame aún con
agrado, y a tu pueblo con clemencia;
afianza tus
murallas y firme tu reino venga.
Haré entonces
sacrificio con toda suerte de gracia,
de amor, de paz y
consuelo, de justicia y alabanzas.
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